La caída del líder de Egipto y su partido
político se ha producido porque no aprendieron bien las lecciones de sus
patronos. ¿Van los norteamericanos a aprender algo de los egipcios?, se
pregunta Eric Walberg.
El Tribunal Supremo Egipcio ha ordenado la disolución del Partido Demócrata Nacional (PDN) y la confiscación de sus propiedades la semana pasada, basándose en la violación por parte del PDN de la Constitución: a saber, monopolización del poder, no permitir la competencia legítima de otros partidos, y sí la corrupción por los estrechos lazos entre los negocios y la política. Como única fuerza política en el control de la administración del país, el PDN permitió que los poderosos hombres de negocios camparan a sus anchas y decretaran leyes y dirigieran el país en afán de sus intereses personales e intereses de empresa.
¿Cuál es el escenario, con un sistema electoral Occidental, el que rige en Estados Unidos, por eso cada vez es más conocido como el Republicrato? Si bien tienen menos necesidad de que las empresas y los lobbies dividan sus donaciones entre dos partidos muy similares. Es imposible una alternativa real para abrirse camino en esta poliarquía, definido por Noam Chomsky como “ un sistema que toma decisiones públicas en favor de la elite”, con elecciones fraudulentas, aunque indirectamente – debido al control de los medios de comunicación y su enorme coste.