Cuando los precios del petróleo aumentan, los países se piensan dos veces antes de ampliar el número de centrales nucleares, así que deberíamos tener cuidado a dónde se señala con el dedo, dice Eric Walberg.
El accidente nuclear de Japón, que ha deparado en la fusión parcial del núcleo de algunos reactores en Fukushima, ha puesto a la orden del día los peligros de la energía nuclear. Desde el principio, ha quedado claro que una defensa sin cortapisas de la energía nuclear es una ecología destructiva. La división del átomo ( o peor, la fisión de los átomos) produce un intenso calor y radiación, y deja residuos radiactivos tóxicos que permanecen activos durante 10.000 años o más.