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Los esfuerzos de Israel para evitar que la Flotilla de la Libertad II saliese de Grecia h atenido un gran éxito. De los 10 barcos, sólo el buque francés Al-Karama (Dignidad) con 10 activistas, entre ellos algún político francés, que partió de Córcega hace dos semanas, y el saboteado y reparado Juliano ( en referencia a Juliano Meir Khamis, director del Teatro de la Libertad de Yenín), fueron capaces de eludir a la guardia costera griega a principios de esta semana.

El Ministro de Asuntos Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, llamó por teléfono al Presidente de Sierra leona, Ernest Bai Koroma, y le convenció para que retirase la bandera de su país del barco sueco Juliano, lo que dio la oportunidad a la guardia costera griega para bloquear el barco en Heraklion. Aunque Al-Karama fue detenido por los griegos mientras se abastecía de combustible cerca de Creta, se las arregló para arreglar los papeles y salir pitando, siendo el único superviviente.

El barco español Gernika (llamado así por el cuadro pintado por Picasso en 1937), se encuentra todavía en el puerto, y un grupo de activistas españoles ocupan la embajada, 6 de ellos en huelga de hambre. Los activistas  no han perdido la esperanza de que el Gernika, otro barco francés, el Louise Michel, el italiano Stefano Chiarini, Freedom for All y el  Methimus II – otro de los barcos secuestrados y saboteado- todavía sigan adelante.

Grupos operativos especiales israelíes fueron capaces de bucear en las aguas de los puertos griegos y turcos para sabotear algunas de las naves, incluyendo al Juliano y el Saoirse irlandés (saboteado en Gocek, Turquía). Los dos barcos presentaban sus hélices dañadas, y de no haberse descubierto el daño podrían haberse hundido en alta mar.

“Anonymus” señala que las denuncias de falta de navegabilidad eran las excusas utilizadas por las autoridades griegas para retrasar la salida de otros buques. Los griegos han actuado conforme a las directrices de Israel y Estados Unidos, arrestando al capitán del barco estadounidense, luego hizo lo mismo con los miembros de la tripulación, que se declararon en huelga de hambre frente a la embajada de Estados Unidos en Atenas, el 4 de julio, aniversario de la Independencia norteamericana.

Tahrir era un barco canadiense y su capitán decidió no continuar el viaje al considerar que estaba poniendo en peligro a la tripulación, al comprobar que buceadores israelíes estaban saboteando los barcos. El portavoz Dylan Kenner explicó que la guardia costera griega abordó ilegalmente al barco y lo remolcó a puerto. Cuando los pasajeros se negaron a identificar al capitán del buque, todos ellos fueron puestos bajo custodia.

Tahrir finalmente desistió cuando las autoridades griegas les pidieron nuevos documentos, sabiendo que los organizadores serían incapaces de conseguirlos en poco tiempo. Lo mismo ocurrió con otro barco estadounidense, el Audacity of Hope.

El Gobierno israelí ha ampliado de este modo su bloqueo ilegal de Gaza a los puertos griegos, argumentó Kenner. Grecia se ofreció para transportar la ayuda a Gaza, en cooperación con la ONU, una oferta que los activistas rechazaron como “insuficiente”, ya que su misión era la de defender los derechos del pueblo palestino, y no sólo la de darles la ayuda.

La respuesta de las autoridades griegas fue muy bien vista por los israelíes. En Jerusalén, el presidente israelí Shimon Peres dijo al Presidente griego karolos Papoulias: “Quiero darle las gracias por seguir las instrucciones del Secretario General de las Naciones Unidas y detener la flotilla de Gaza... Israel siempre tiene la mano tendida en paz”. Grecia e Israel están realizando maniobras militares conjuntas, las sextas en el último año.

La respuesta del Congreso de los Estados Unidos fue votar a favor de la suspensión de los fondos a la Autoridad palestina de seguir en su empeño de una declaración unilateral de independencia en septiembre en la ONU. Eric Cantor, Líder de la Mayoría, dijo: “Apoyamos a Israel como nuestro aliado más valioso”. 

Relacionado con estas noticias, otro barco, el  Spirit of Rachel Corrie de Malasia, después de siete semanas tratando de romper el cerco, fue finalmente autorizado a descargar sus 32 toneladas de tubos de PVC en el puerto egipcio de El-Arish, gracias a la intervención directa del Primer ministro egipcio Essam Sharaf, quien aseguró que las tuberías llegarían a Gaza. Su éxito coincidió con la visita a Egipto del ex primer ministro de Malasia Mahathir Mohamad, fiel amigo de Palestina. Malasia no reconoce a Israel y es uno de los pocos países que mantiene una posición de principios contra las atrocidades de Israel.

A medida que los activistas lamen sus heridas, cientos de activistas occidentales trataron de entrar a Israel el pasado 8 de julio en una “Flytilla” para mostrar su solidaridad con los palestinos en Cisjordania. La inteligencia israelí estaba preparada y proporcionó a los aeropuertos europeos una lista de conocidos pacifistas para que les prohibiese la salida, evitando de este modo que 350 de ellos embarcasen en los vuelos, violando (¿qué hay de nuevo en ello?) el Derecho Internacional. Pero 500 llegaron al Aeropuerto Internacional Ben-Gurion de Tel Aviv. De ellos, 124 fueron detenidos, 40 están en huelga de hambre después de que se les negase la asistencia letrada y tratamiento médico, y 69 ya ha sido deportados.

Como siempre, Israel logra una victorias pírricas, a expensas de su estrategia a largo plazo de conseguir el respeto como nación legítima, consiguiendo aún más su aislamiento como una nación canalla, sin preocuparse por los Derechos Humanos o el bienestar de los demás, despreciando a la mayoría del mundo. En una encuesta realizada en Europa en 2010, el 50% consideraba a Israel como la mayor amenaza para la paz mundial (el 74% en los Países Bajos).

Su asedio criminal a Gaza y la ocupación de Cisjordania se extiende a los puertos griegos y a los aeropuertos europeos. Actúa fomentando el sentimiento antijudío donde antes no lo había, ya que insiste en que habla por los judíos de todo el mundo, actuando de este modo para que exista un “refugio seguro para ellos”. La excesiva reacción de Israel ante protestas pacíficas, de acuerdo con Gilad Atxmon, demuestra una vez más que Israel es “una sociedad cerrada, impulsada por un síndrome de estrés pre-traumático” y de fantasías imaginarias de destrucción”.

La flotilla, que llevaba buenas intenciones, pero a pacifistas ingenuos, que no percibieron que se las veían con un peligroso enemigo, uno de los más militarizados del mundo. Con prácticamente todos los Gobiernos del mundo sometidos a Israel, su único objetivo era, en primer lugar, demostrar que los palestinos tiene el apoyo de otros pueblos del mundo y a animarles a mantener su resistencia heroica, y en segundo lugar, a poner de relieve la reprochable actitud de Israel, carente de principios y de su escasa confianza como socio.

Por su actitud, el Gobierno israelí  y los que le apoyan, han realizado sin proponérselo una campaña de relaciones públicas a favor de los palestinos. Sea cual fuese el destino de la Flotilla, ha echado leña  a favor del boicot, las desinversiones y las sanciones (BDS), que lucha por la desligitimación de Israel, o más bien en el autoinfligido proceso de desligitimación de un Estado de Apartheid.

Justamente, esta semana se conmemora el 7º aniversario de la Corte Internacional de Justicia contra el muro de separación, y el Movimiento Gaza Libre (MGF) y el Comité Nacional por el Boicot de la Autoridad Palestino, pidieron un embargo militar y completo de Israel. “La comunidad internacional tiene la responsabilidad legal y moral de acabar con su complicidad con las acciones ilegales de Israel”, declaró el MGF. Es la única manera de presionar a Israel para que acate el Derecho Internacional, dejando de atacar a los barcos civiles en aguas internacionales y el bombardeo con fósforo blanco a la población civil.

Los políticos israelíes se muestran alegres por su capacidad para bloquear la Flotilla de la Libertad II. Pero dice el bloguero Saker que se trata de una victoria pírrica para un buque tan grande como es el Estado israelí. Sería como una fiesta en la cubierta del Titanic, en la que los pasajeros, ajenos a los hechos y a su arrogancia, el barco pronto se irá a pique.